Cuando el cuerpo permanece oculto -sin cronómetro, plazo o condición- la mente se convierte en una vía de liberación. Durante 12 años, Mauricio estuvo hundido en el silencio. Pero no fue un silencio cualquiera. Fue oscuro y aterrador, que no le aseguraba ni la mañana más próxima.
Hablar de la muerte es, sin dudas, hablar de simbolismos. Hay ritos que ponen un punto final mucho más fuerte que el del último suspiro. Entre abrazos, llantos y un mar de silencio aparece la voz de un sepulturero. Víctor reivindica la dignidad de la tarea del dolor, en la que alguna vez le tocará estar del otro lado.